La columna de Hernán Cheyre publicada hoy en Pulso continúa con el análisis de Daniel Matamala (columna «El Club», también comentada por este editor)
Opinión CB Diagnósticos
La columna de Hernán Cheyre publicada hoy en Pulso, continúa con el análisis de Daniel Matamala (columna «El Club», también comentada por este editor), enfatizando un matiz diferente respecto de la «convivencia» entre innovadores versus empresas más tradicionales, donde estas últimas, a juicio del columnista, también han hecho una importante labor.
Compartimos con Cheyre la idea de que «el principal motor de la innovación es la existencia de mercados sujetos a una efectiva competencia», donde «los operadores tradicionales pueden sentirse «desafiados» por nuevos entrantes». Discrepamos en que el retail sea «altamente competitivo y desafiable»: ventas atadas, intereses disfrazados de comisiones, costo efectivo del crédito para el cliente que excede la Tasa Máxima Convencional, discretas utilidades en venta de camisas y zapatos pero jugosas ganancias por la tarjeta, etc.
Diagnóstico errado, conclusiones erradas. Y lo peor, políticas que en el mejor de los casos son un parche curita.
El que nuevos emprendimientos como Cornershop «desafíen» a los dinosaurios no es producto de que el mercado es competitivo (y desafiable); se debe a que revolución digital es tan fuerte que rompen los esquemas, a pesar de las imperfecciones de mercado. A los dinosaurios no les queda otra que «adaptarse», si pueden. No nos confundamos en esto tampoco.
Finalmente, no hay que minimizar el hecho de que Cornershop no obtuvo el financiamiento local para su desarrollo. Si no lo obtuvieron, fue porque «no los pescaron»; y no los pescaron porque los mercados en Chile no son competitivos.
Nota de Pulso del 25.09.2018 columna “¿Rentistas versus innovadores?
La venta de Cornershop a Walmart ha remecido el mundo de los negocios. Entre los factores que han sido destacados, se ha prestado atención al hecho de que la empresa, pese a tener socios chilenos, no registra fondos de capital de riesgo nacionales (VC) involucrados, como sí los hay de origen mexicano.
Esta situación ha abierto un interesante debate, con posturas que van desde la calificación de los empresarios e inversionistas chilenos de rentistas, que conforman un club cerrado que se concentra en actividades extractivas (postura del periodista Daniel Matamala), hasta otras como la de Bernardo Larraín Matte, presidente de la Sofofa, quien sostuvo que es perfectamente posible que coexistan empresas basadas en la explotación de recursos naturales con emprendimientos más innovadores, que plantean nuevos modelos de negocios, y en los cuales el capital de riesgo está llamado a desempeñar un rol fundamental.
A pesar de no compartir el fondo de la visión caricaturizada de Daniel Matamala, estimo que esta contiene elementos que deben ser tomados en cuenta en el debate de un tema como éste, clave en un país que aspira a mejorar su productividad a través de la innovación. Más que etiquetar a “buenos” y “malos”, el problema de fondo radica en incentivos bien o mal puestos.
El principal motor de la innovación es la existencia de mercados sujetos a una efectiva competencia, entendida no solo como aquella en que los actores incumbentes deben competir entre sí, sino que también como aquella en la que los operadores tradicionales pueden ser “desafiados” por nuevos entrantes. Si esto falla, la innovación no se va a dar. Los programas públicos de apoyo pueden ser un complemento importante, pero no reemplazan la fuerza innovadora que se nutre de un ambiente de efectiva competencia.
En el caso de Cornershop, fue la existencia de un mercado altamente competitivo y “desafiable” -como es el caso del retail- lo que motivó a uno de sus principales operadores (Walmart) a adquirir este startup para mejorar su modelo de negocio. Los inversionistas que arriesgaron recursos en este negocio no lo hicieron por “buena onda”, si no que por haberlo considerado una opción atractiva, y habiendo ofrecido condiciones que a los dueños originales del negocio les parecieron razonables.
¿Por qué no participaron los VC chilenos? No lo sabemos. Tal vez ofrecieron a cambio de los recursos condiciones menos convenientes que sus pares mexicanos.
Hay también opiniones en el sentido de que los fondos de inversión que apalancan recursos de Corfo no lo hicieron por restricciones del propio programa. ¿Pero acaso no hay otras opciones que no sean la de tener que ir siempre de la mano del apoyo estatal?
De hecho, lo que sí sabemos es que hubo inversionistas nacionales que participaron en el financiamiento de Cornershop, pero no bajo la figura de los fondos de inversión tradicionales. O sea, cuando los incentivos son los adecuados, el sistema sí funciona.
Es cada vez más común ver empresas “consolidadas” que realizan inversiones en capital de riesgo a nivel corporativo, invirtiendo directamente en nuevos emprendimientos que les podrían ayudar a resolver de mejor forma un problema o que les permitiría abordar ciertos mercados de una manera diferente. ¿Cuál es el denominador común? El ambiente de competencia que enfrentan.
Competencia…esa es la clave.
Fuente:https://www.latercera.com/pulso/noticia/rentistas-versus-innovadores/329378/